viernes, 17 de mayo de 2013

Esas “moscas invasivas”


(Post escrito para la web de mi nuevo trabajo Be-Up.


Hace poco vi una entrevista que le hacían en televisión a Candela Peña. Al preguntarle por la última película en la que ha trabajado de Isabel Coixet, decía que los protagonistas eran como hámsters dando vueltas en su rueda. Me pareció una metáfora fantástica para definir ese estado mental en el que nos encontramos todos atrapados algunas veces. Atrapados en nuestra mente, en nuestros pensamientos.





A veces nuestra cabeza se encarga de boicotearnos. Unas veces se convierte en nuestro peor enemigo y otras en nuestro gran aliado. Nuestra mente es como una lavadora; de vez en cuando se ponen a dar mil vueltas los mismos pensamientos. Y van aderezados y condimentados de nuestras emociones. Muchas veces el problema es pensar demasiado.

Si bien es cierto que pensar nos hace humanos, racionales y nos hace crecer, tomar decisiones o ser creativos, tiene también una parte negativa.


Como conté cuando abrí este blog, hace poco tuve la suerte de charlar con un directivo de Acciona que ha participado en dos expediciones a la Antártida con un trineo con el objetivo de realizar la primera travesía de la Antártida Oriental sin utilizar avituallamientos aéreos ni apoyos mecánicos. Me dijo algo que me hizo reflexionar. Pensar está bien, pero sólo hasta un punto, porque luego lo único que hace es restarnos energía y capacidad para la acción. Pensar sí, ¡pero lo justo! Porque si pensamos demasiado algo no pasamos a la acción.


Se dice que en ocasiones los pensamientos son enemigos de la felicidad. Por ejemplo, ¿cuánto tiempo dedicamos a sufrir por cosas que al final ni siquiera acaban pasando?, ¿cuántas horas del día pasamos dándole vueltas  a las mismas cosas?, ¿cómo va creciendo a veces la angustia sin sentido?, ¿cuántas veces hemos expresado alguna preocupación en voz alta y sólo por hacerlo hemos sido conscientes de lo irracional de la preocupación, de nuestros “pensamientos invasores”? 

Desde corrientes como la Psicología cognitiva, algunos autores como Seligman, hablaron de los pensamientos negativos. Son como moscas que nos invaden, quitándonos energía. Muchas veces son pensamientos irracionales. “No podré”, “soy un inútil”, “saldrá mal” o “no lo merezco”, “y si hubiera…”

En prácticas como la meditación lo que se pretende es liberarse de esos pensamientos negativos y/o obsesivos y centrarse en el ser, en este preciso instante. Seguro que hemos escuchado muchas veces: Céntrate en al ahora ¡porque el mañana no existe! En terapia también existen técnicas para gestionar estos pensamientos negativos y reformularlos en pensamientos más racionales y adaptativos.


En estos tiempos que corren, donde la realidad nos puede llevar con más facilidad a generar pensamientos negativos constantes, hay que hacer un esfuerzo personal por transitar los caminos de la positividad. Existen otras corrientes que afirman que esos caminos de la felicidad también los construyen los hábitos de nuestros pensamientos. Por tanto, acostúmbrese a pensar en positivo… dentro de un tiempo su cabeza tendrá esa tendencia de forma natural. Acostúmbrese a circular por los circuitos de la felicidad y a auto gestionarse los pensamientos negativos. Ponerles nombre y apellidos ya puede ayudar a gestionarlo mejor.




(She´s a rainbow. Rolling Stones)

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