domingo, 22 de septiembre de 2013

Déjese querer por una loca



A veces pienso que en Madrid no deben de tener otra cosa que hacer que esperarme a mí. Pero luego compruebo que no es tanto cosa mía, sino del pueblo en general, que piensa que escribir es una actividad propia de Madrid. Si yo me presentase a la gente como médico nadie me mandaría a ninguna parte, sino que me preguntarían qué cosas opero y a qué horas paso consulta. Las mujeres se me acercarían más, porque un hombre que trabaja en bata siempre llama mucho la atención y yo toda la vida he escrito en casa en calzoncillos, y si el artículo promete, a mitad de camino me los voy cambiando por unas bragas para cerrarlo a lo grande. Esas cosas extravagantes de los escritores a las mujeres no les gustan, por lo menos si se hacen en Pontevedra, porque en Madrid debe de ser un rasgo de maldito. (Manuel Jabois)

Qué maravilla este septiembre que ya se acaba pero que nos está permitiendo ir aún en chanclas por la ciudad. Qué ganas de comérsela entera y hacer todos y cada uno de los planes que uno se apunta cuando vuelve del verano con las pilas puestas. Llegó un momento en verano que la echaba de menos, qué le voy a hacer, soy carne de asfalto, animal urbanita.
Qué maravilla salir un viernes y bajar el sábado por Conde Duque en busca de un buen café y  descubrir un bar con encanto y sentarte a ver a la gente pasar: parejas, niñas andando como si lo hicieran sobre una pasarela con total urban look, modernos con gafas de colorines y algunas abuelitas encantadoras de pelo de blanco, bastón y trajecito de flores.

Qué maravilla cuando escuchas una canción que te atrapa que te sobrecoge, que no te suelta. Qué maravilla cuando lees algo que te invade, que te golpea, que te remueve, que no habías sido capaz de expresarlo tú antes, pero lo habías sentido un millón de veces. Qué maravilla cuando te enamoras como una loca, cuando alguien dice su nombre y un cohete se dispara desde el estómago, cuando sueñas con él, Porque si no sueñas no se ama de verdad. Qué maravilla los momentos de antes de verle. Porque como dice Punset; la felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad… 

A Madrid también la quería antes de conocerla, porque ya había soñado con vivir en ella mucho tiempo. Y cuando vine, me movía por sus calles y por sus bares con soltura porque era como si nos conociéramos de toda la vida, y conseguí que empezara a quererme, igual que yo la quería desde hacía mucho… No fue fácil. Tuve que currármelo. Demostrarle que le sería fiel, que lo daría todo por ella, que cada fin de semana le demostraría mi amor y le dedicaría todo el tiempo. Que en vez de quedarme en casa con la, tan manida, “mantita y peli” iría a darme una vuelta por ahí.
Ahí se quedara mi casa hecha un desastre, la ropa sin planchar y la comida sin cocinar, con tal de pasar más tiempo juntas, ahí lloviera, hiciera un frio del carajo o el calor seco no dejara respirar.
Porque esta ciudad parece estar hecho para la diversión y la jarana, para que el espectador no se aburra. Esta ciudad es acogedora y no discrimina. Apta para todos los públicos.
A esta ciudad infinita le gusta la farra, es de mente abierta y posee eso que tienen algunas personas que no son ni las más guapas, ni las más altas, ni las más listas pero que tienen legerezza cósmica: “dícese de aquél micro esfuerzo que sólo algunas personas pueden hacer para resultar instantáneamente fascinantes…” esto creo, salía en alguna película.
Qué bonito verla recién levantada y con cara de sueño, medio vacía, desperezándose aún. Desde que vivo aquí, me quedo absorta mirando las fachadas de las casas.


Qué maravilla quedar para tomar algo al caer la tarde. Desde que empezó el buen tiempo me he tomado unas cuantas copas de vino al atardecer en The Patio, donde, como dice mi buen amigo David, hay mucho “colorín” entre el personal.


The Patio

No soy tan ingenua para no saber que tiene muchos defectos, porque es agobiante, egoistona, a veces demasiado castiza y muchas veces no cuida los pequeños detalles.
Pero creo que fue Woody Allen quien dijo: “ése es uno de mis defectos…, pero tengo más, en realidad son lo mejor que hay en mí”…




Woody Allen

Ya se sabe que cuando estás enamorado hasta las trancas no eres capaz de ver con claridad que es una tirana, aunque tus amigas te lo digan y te adviertan: “yo creo que pasa un poco de ti, tú estás mucho más pendiente. No se porta bien, va a la suya. Vamos, que no te merece…” y esa cantidad de topicazos tantas veces escuchados y tantas veces dichos con voz solemne.
También está bastante loca, y me gusta precisamente por eso. Madrid es como esa amiga que sabes que siempre está dispuesta a apuntarse a cualquier plan que le propongas. Con ella a veces he vuelto a ser una quinceañera.


Hace un tiempo, tomando una copa de vino, un amigo maravilloso me hablaba de su novia a la que acababa de dejar. Por lo visto era muy rubia y muy espectacular, pero estaba loca. Yo le recomendé lo que aconsejaban La Costa Brava:




Déjese querer por una loca. La Costa Brava.

Déjese querer por una loca... Es único.
Porque puedes tomarte un relaxing cup of café con leche en la plaza mayor, pero es más recomendable tomarse un vermut en la plaza Dos de mayo. El vermut. Qué gran invento, oiga. Yo no lo puedo expresar muy bien, pero en este post Kiko Amat lo explica genial. Prepárense para reír a carcajadas.

A lo mejor parezco una exagerada. Que sí, que tras casi dos años aquí, aún estoy en esa fase de enamoramiento... Puede que éste sea otro de esos amores imposibles. Esa historia que no te conviene, esa persona que te hace sufrir, que te empeñas en apartar de tu cabeza.


Empieza el año, ya que todos sabemos que el año empieza después del verano, en septiembre y no en enero, donde ya estamos como a mitad año. Empieza el nuevo curso y hay un montón de cosas que hacer. Y las chicas sólo queremos pasarlo bien… así que, nos vemos en los bares. Y vente pa Madrid!





Cyndi Lauper. Girls just want to hace fun