domingo, 19 de enero de 2014

De sol, espiga y deseo

A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.

En la casa de las palabras había una mesa de los colores. En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vivo...


  Eduardo Galeano. El libro de los abrazos




Yo no era buena en nada en concreto. Pero en mi grupo de amigas del cole, las de toda la vida, cada una tenía dones especiales, incluso algunos súper poderes mágicos. Una de ellas brillaba porque era buenísima en inglés. También era claramente la que tenía más estilo de todas vistiendo y también a la que más le gustaba salir hasta las tantas (y hasta el día de hoy, sigue conservando todas esas virtudes).

Otra siempre ganaba en los concursos de cálculo que organizaba una profesora de mates en sexto. Luego creció, hizo una oposición de las duras y quedó la número dos de España, la tía bruta. Otra de ellas, ya de pequeña era la más realista y la más resuelta para la vida. A día de hoy si le llamas, te da una solución para casi todos los problemas que le planteas. Una de las cosas que más molaba de ella era la poca tontería que tuvo siempre a pesar de que, al igual que todas, pasó por los quince, los dieciséis, dieciocho o los veinticinco, sin perder ni un ápice de su esencia.

Hay otra amiga que era y sigue siendo, todo generosidad, otra que ganó un premio de ingeniería, otra que es más buena que el pan y tan lista que, como consecuencia, se fue hace ya unos años fuera de España a construir puentes, ya que aquí somos muy de fugar al talento y quedarnos con los normalitos.
Mi mejor amiga siempre fue la más extrovertida y divertida, es de esas personas a la que todo el mundo adora desde el mismo momento en que hablan tres minutos con ella y descubren su torrente de locura luminosa.




Según ella, yo era buena básicamente en una cosa: dictándole lo que tenía que poner hacer años en los SMS.  
Más tarde y aún a día de hoy, le dicto algunos e-mail que se le atascan, pero donde más valor le aporté fue dictándole mensajes cuando aún no existía el whatsapp y utilizábamos como forma de comunicación básica los SMS de 170 caracteres.

Había por tanto que aprovechar muy bien el espacio, comprimir todo lo que queríamos transmitir y sentíamos a borbotones, de una manera “polite”.
Se producían muchos momentos memorables al respecto, cuando nos reuníamos las amigas y se creaba un “gabinete de crisis” para responder un solo SMS de algún chico que acaba de conocer alguna de nosotras y no estaba muy segura de cómo abordarle. Ese mensaje tenía que ser muy meditado. Ese mensaje valía millones y nos jugábamos la vida en él.

Entonces se hacían propuestas, se desestimaban casi todas, se borraba íntegramente el mensaje, se leía, releía, al final de tanto leerlo se perdía el sentido, nos mareábamos, discutíamos, nos insultábamos (¡vaya cursilada has dicho!, tía, y  tú qué seca eres, ¡pues tú es que vas a saco! ¡Le vas a espantar!) Gritamos, pataleamos, nos reímos y tras dos horas y media aproximadamente, el mensaje acaba pareciéndose a algo así como: “Hola, qué tal??” (Dos interrogantes, que denotan mucho interés...) “Yo estoy en casa de unas amigas y vamos a ver una peli. ¡A ver si nos vemos pronto!” (Mostrando interés y entusiasmo). “Un besote” (informal, modernote...) y un emoticono final de un guiño que denota buen rollo, ¿picardía? Total, dos horas para semejante chorrada de SMS.



Pero es que nosotras nos tomábamos muy en serio este asunto de los mensajes. Cada mensaje recibido por parte de alguien del sexo opuesto era analizado con lupa y nos poníamos más exquisitas que el tribunal de una oposición a notario.
“Uy que sosa la contestación ¿no?”, “este mensaje es un poco estándar, es un bien queda! No aporta mucho, la verdad”.

Y si había algo que mi mejor amiga y yo siempre odiamos (hemos hablado mucho sobre este tema) era cuando en algún SMS o mail se incluía un: je,je... ja,ja... ji,ji... normalmente para poner el cierre. Sobre todo, claro está, si se trataba de una persona del sexo opuesto que había despertado nuestro interés. Y ya el colmo, era cuando tras un comentario que pretendía ser jocoso o gamberrete te clavan un “Je,je.. (Es broma) J”, entre paréntesis “es broma” seguido de un emoticono, no sea caso que no hayamos caído en que se trata de una broma y nos ofendamos muchísimo. Sé que exagerábamos pero eso era motivo suficiente para plantearnos que esa relación no podía prosperar.
¿Cómo iba a prosperar una relación con alguien que no era capaz de dar la cara, de defender con valentía y hombría su frase, su insinuación o su opinión sin salvaguardarse con un je,je (es broma) J?




Un amigo, con quien alguna vez había comentado este asunto me reenvío hace un tiempo una cadena de e-mails (ya sé que esto no se hace).
Eran en realidad varios e-mails enlazados; una serie de envíos y respuestas con poco intervalo de tiempo transcurrido de uno a otro. Era una correspondencia entre mi amigo y una chica, y en ellos se vislumbraba un flirteo bastante flagrante, los vestigios de algo que empieza a florecer, de ese primer tonteo, de esos primeros momentos.

Al leer el e-mail (ya sé que estuvo mal, que no debería haberlo leído), me daba cuenta de que mi amigo se gastaba un estilo de ligoncete misterioso, en parte original, divertido y sugerente. Sus e-mails remitidos a la joven dejaban al espectador voyeur en un “Ay, ¿qué será?” Del mismo modo que dejarían (digo yo) algo desconcertada a la receptora de los mismos, palabras que insinúan pero que no dicen nada.
Ella, por su parte, se mostraba más clara, menos rebuscada y yo creo que ilusionada. Se adivinaba una chica jovial, alegre y dicharachera y puede, que algo clásica. La imaginaba en su lugar de trabajo, en su casa o desde su móvil, con un pálpito cuando se colaba un nuevo e-mail, interrumpiendo el flujo mental de su mente.

Eso sí, los correos que podrían ser de lo más dignos en cuanto a estilo de redacción y contenido, estaban plagados, infestados, mancillados con continuos: je,je,je.. jejejejejejejejeje… “Bueno, pues nos vemos pronto! Un beso! Jejejejejeje…J

¿De verdad era necesario? ¿Hace falta de verdad esas carcajadas virtuales saltando como bichos locos de PC a PC por el espacio virtual?

Aún ahora, aunque mi amiga vive lejos, hay veces en las que me llama para que vayamos juntas a la Casa de las Palabras y cojamos algunas para “pintar” algún comentario en un whatsapp, en Facebook o en un email.
Es verdad que son tonterías, minucias, pero a veces todos hemos vivido de pequeños comentarios de Facebook, que es poca cosa en sí misma pero ha provocado que gracias a ellos hayamos soñado con los angelitos algunas noches.



A veces, la única esperanza era aspirar a ocupar un buen lugar en el Facebook de aquellos cuyo pensamiento ocupó gran parte de nuestro pasado y hasta el tuétano, en momentos puntuales de la vida. Aquellos cuyo recuerdo saturó como una burbuja nuestro cerebro; cuyos comentarios o “likes” abrieron las puertas del cielo en un momento dado.

Antes de vivir en Madrid, hace algunos años, pasaba yo en taxi delante del Instituto Cervantes. Fuera diluviaba y me llamó la atención que habían colgado en la imponente fachada clásica, algo que parecían bolas de colores; cada una contenía una palabra escrita en español y era una de las candidatas a ser la palabra más bonita del año de la lengua española. Todas eran palabras muy sonoras y bellas: tiquismiquis, magia, agua, infinito, cachivache, libélula, bullicio…




Me hizo pensar en cuál es la palabra que más me gusta a mí. Creo que una de las que más me gusta es deseo, aunque me produzca algo de vergüenza confesarlo.

El año pasado, por motivos de trabajo, conocí a algunas personas que trabajaban en la RAE; Por ello visité algunas mañanas el bello edifico de la RAE para conocer a lexicógrafos, bibliotecarias y filólogos. Recuerdo que me hablaban de su trabajo de forma poco poética, a veces desapasionada, como habrían hecho muchos mortales si les preguntáramos por su trabajo.
Pero yo siempre creí que me engañaban y me los imaginaba, al irme yo, poniéndose batas blancas y probando palabras, mezclándolas, oliéndolas o maridando palabras, lo que ocurre es que en público no lo confesaban.

Ha comenzado el año y la agenda está repletita de cosas que hacer en Madrid.
Una de ellas, pasar por otra casa de las palabras, La Central de Callao el 6 de febrero a ver a Alondra Bentley en febrero. Ahí lo dejo.





4 comentarios:

  1. Se te dará bien escribir SMS pero aún recuerdo aquel que escribimos para Juanjo aquella noche en Valencia y, a parte, de merecer ese día una entrada (ahí lo dejo) creo que ese día fue la excepción en tu capacidad de escribir SMSs. Muy bonito el post por cierto y recuerdo la fachada del Instituto Cervantes, muy cerquita de donde vivía por entonces. Recuerdo una pelí que me encanta y que hablan de la palabra más hermosa que hay en inglés, es "celladoor" puerta al sotano... pero eso ya es otro tema.

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  2. Gracias friend. Me he pasado medio día sonriendo recordando el momento aquel. Creo recordar que era algo así como: "Sé que tú has pensado lo mismo que yo.." o algo así. Pobre chica, creo que aún está en terapia después de aquello.
    Ya se por qué haces pelis. Como ya comentamos, porque eres capaz de ver historias chulas donde cualquier otro sólo habríamos visto el peo SMS del mundo... Pero es verdad que como título mola! Me lo quedo ;)
    Me gusta celladoor, la verdad pero yo soy más de Cervantes... Por cierto. me encantan tus comentarios.
    un besito,

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  3. cellardoor que lo escribí mal, puerta al sótano como diría Cervantes. De todas maneras si puedes tienes que ver Donnie Darko, la película donde lo dicen. Tú sigues escribiendo historias bonitas en el blog y yo seguire comentando :) que mola el blog. Esa noche fue muy buena, y esa es una de las 2000 anécdotas creo que podría abrir un blog que sólo tratara de aquella noche y se llamara. Sms, comas, amigos y cintas de vídeo :). Un besito

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  4. Amigo, hace mucho me recomendaste esa peli y yo la vi ipso facto... Me encantó a pesar de se rarita, rarita. La BSO muchas veces la esucho, brutal!! Me tienes que recordar más de aquel día que yo tengo memoria,justa para,pasar el día...

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