A
la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las
palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se
les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que
las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas
abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o
fruncían la nariz. Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y
también buscaban palabras que conocían y habían perdido.
En
la casa de las palabras había una mesa de los colores. En grandes fuentes se
ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta:
amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre,
rojo vivo...
Eduardo Galeano. El libro de
los abrazos
Yo no era buena en nada en
concreto. Pero en mi grupo de amigas del cole, las de toda la vida, cada una
tenía dones especiales, incluso algunos súper poderes mágicos. Una de ellas brillaba
porque era buenísima en inglés. También era claramente la que tenía más estilo
de todas vistiendo y también a la que más le gustaba salir hasta las tantas (y
hasta el día de hoy, sigue conservando todas esas virtudes).
Otra siempre ganaba en los concursos
de cálculo que organizaba una profesora de mates en sexto. Luego creció, hizo
una oposición de las duras y quedó la número dos de España, la tía bruta. Otra
de ellas, ya de pequeña era la más realista y la más resuelta para la vida. A
día de hoy si le llamas, te da una solución para casi todos los problemas que
le planteas. Una de las cosas que más molaba de ella era la poca tontería que
tuvo siempre a pesar de que, al igual que todas, pasó por los quince, los
dieciséis, dieciocho o los veinticinco, sin perder ni un ápice de su esencia.
Hay otra amiga que era y sigue
siendo, todo generosidad, otra que ganó un premio de ingeniería, otra que es más
buena que el pan y tan lista que, como consecuencia, se fue hace ya unos años
fuera de España a construir puentes, ya que aquí somos muy de fugar al talento
y quedarnos con los normalitos.
Mi mejor amiga siempre fue la
más extrovertida y divertida, es de esas personas a la que todo el mundo adora
desde el mismo momento en que hablan tres minutos con ella y descubren su
torrente de locura luminosa.
Según ella, yo era buena
básicamente en una cosa: dictándole lo que tenía que poner hacer años en
los SMS.
Más tarde y aún a día de hoy,
le dicto algunos e-mail que se le atascan, pero donde más valor le aporté fue
dictándole mensajes cuando aún no existía el whatsapp y utilizábamos como forma
de comunicación básica los SMS de 170 caracteres.
Había por tanto que aprovechar
muy bien el espacio, comprimir todo lo que queríamos transmitir y sentíamos a
borbotones, de una manera “polite”.
Se producían muchos momentos
memorables al respecto, cuando nos reuníamos las amigas y se creaba un “gabinete
de crisis” para responder un solo SMS de algún chico que acaba de conocer
alguna de nosotras y no estaba muy segura de cómo abordarle. Ese mensaje tenía
que ser muy meditado. Ese mensaje valía millones y nos jugábamos la vida en él.
Entonces se hacían
propuestas, se desestimaban casi todas, se borraba íntegramente el mensaje, se
leía, releía, al final de tanto leerlo se perdía el sentido, nos mareábamos,
discutíamos, nos insultábamos (¡vaya cursilada has dicho!, tía, y tú qué seca eres, ¡pues tú es que vas a saco!
¡Le vas a espantar!) Gritamos, pataleamos, nos reímos y tras dos horas y media
aproximadamente, el mensaje acaba pareciéndose a algo así como: “Hola, qué
tal??” (Dos interrogantes, que denotan mucho interés...) “Yo estoy en casa de
unas amigas y vamos a ver una peli. ¡A ver si nos vemos pronto!” (Mostrando
interés y entusiasmo). “Un besote” (informal, modernote...) y un emoticono
final de un guiño que denota buen rollo, ¿picardía? Total, dos horas para
semejante chorrada de SMS.
Pero es que nosotras nos tomábamos
muy en serio este asunto de los mensajes. Cada mensaje recibido por parte de
alguien del sexo opuesto era analizado con lupa y nos poníamos más exquisitas
que el tribunal de una oposición a notario.
“Uy que sosa la contestación
¿no?”, “este mensaje es un poco estándar, es un bien queda! No aporta mucho, la
verdad”.
Y si había algo que mi mejor
amiga y yo siempre odiamos (hemos hablado mucho sobre este tema) era cuando en
algún SMS o mail se incluía un: je,je... ja,ja... ji,ji... normalmente para
poner el cierre. Sobre todo, claro está, si se trataba de una persona del sexo
opuesto que había despertado nuestro interés. Y ya el colmo, era cuando tras un
comentario que pretendía ser jocoso o gamberrete te clavan un “Je,je.. (Es
broma) J”, entre
paréntesis “es broma” seguido de un emoticono, no sea caso que no hayamos caído
en que se trata de una broma y nos ofendamos muchísimo. Sé que exagerábamos
pero eso era motivo suficiente para plantearnos que esa relación no podía prosperar.
¿Cómo iba a prosperar una relación
con alguien que no era capaz de dar la cara, de defender con valentía y hombría
su frase, su insinuación o su opinión sin salvaguardarse con un je,je (es
broma) J?
Un amigo, con quien alguna vez
había comentado este asunto me reenvío hace un tiempo una cadena de e-mails (ya sé
que esto no se hace).
Eran en realidad
varios e-mails enlazados; una serie de envíos y respuestas con poco intervalo
de tiempo transcurrido de uno a otro. Era una correspondencia entre mi amigo y
una chica, y en ellos se vislumbraba un flirteo bastante flagrante, los
vestigios de algo que empieza a florecer, de ese primer tonteo, de esos
primeros momentos.
Al leer el e-mail (ya
sé que estuvo mal, que no debería haberlo leído), me daba cuenta de que mi
amigo se gastaba un estilo de ligoncete misterioso, en parte original,
divertido y sugerente. Sus e-mails remitidos a la joven dejaban al espectador
voyeur en un “Ay, ¿qué será?” Del mismo modo que dejarían (digo yo) algo
desconcertada a la receptora de los mismos, palabras que insinúan pero que no
dicen nada.
Ella, por su
parte, se mostraba más clara, menos rebuscada y yo creo que ilusionada. Se
adivinaba una chica jovial, alegre y dicharachera y puede, que algo clásica. La
imaginaba en su lugar de trabajo, en su casa o desde su móvil, con un pálpito
cuando se colaba un nuevo e-mail, interrumpiendo el flujo mental de su mente.
Eso sí, los
correos que podrían ser de lo más dignos en cuanto a estilo de redacción y contenido,
estaban plagados, infestados, mancillados con continuos: je,je,je..
jejejejejejejejeje… “Bueno, pues nos vemos pronto! Un beso! Jejejejejeje…J
¿De verdad era necesario?
¿Hace falta de verdad esas carcajadas virtuales saltando como bichos locos de
PC a PC por el espacio virtual?
Aún ahora, aunque mi
amiga vive lejos, hay veces en las que me llama para que vayamos juntas a la Casa de las Palabras y cojamos algunas para
“pintar” algún comentario en un whatsapp, en Facebook o en un email.
Es verdad que son
tonterías, minucias, pero a veces todos hemos vivido de pequeños comentarios de
Facebook, que es poca cosa en sí misma pero ha provocado que gracias a ellos
hayamos soñado con los angelitos algunas noches.
A veces, la única
esperanza era aspirar a ocupar un buen lugar en el Facebook de aquellos cuyo pensamiento
ocupó gran parte de nuestro pasado y hasta el tuétano, en momentos puntuales de
la vida. Aquellos cuyo recuerdo saturó como una burbuja nuestro cerebro; cuyos
comentarios o “likes” abrieron las puertas del cielo en un momento dado.
Antes de vivir en
Madrid, hace algunos años, pasaba yo en taxi delante del Instituto Cervantes. Fuera diluviaba y me llamó la atención que
habían colgado en la imponente fachada clásica, algo que parecían bolas de
colores; cada una contenía una palabra escrita en español y era una de las candidatas
a ser la palabra más bonita del año de la lengua española. Todas eran palabras
muy sonoras y bellas: tiquismiquis, magia, agua, infinito, cachivache, libélula,
bullicio…
Me hizo pensar en
cuál es la palabra que más me gusta a mí. Creo que una de las que más me
gusta es deseo, aunque me
produzca algo de vergüenza confesarlo.
El año pasado, por
motivos de trabajo, conocí a algunas personas que trabajaban en la RAE; Por
ello visité algunas mañanas el bello edifico de la RAE para conocer a lexicógrafos,
bibliotecarias y filólogos. Recuerdo que me hablaban de su trabajo de forma
poco poética, a veces desapasionada, como habrían hecho muchos mortales si les preguntáramos
por su trabajo.
Pero yo siempre creí
que me engañaban y me los imaginaba, al irme yo, poniéndose batas blancas y probando
palabras, mezclándolas, oliéndolas o maridando palabras, lo que ocurre es que
en público no lo confesaban.
Ha comenzado el año y la
agenda está repletita de cosas que hacer en Madrid.
Una de ellas, pasar por otra
casa de las palabras, La Central de
Callao el 6 de febrero a ver a Alondra
Bentley en febrero. Ahí lo dejo.
Se te dará bien escribir SMS pero aún recuerdo aquel que escribimos para Juanjo aquella noche en Valencia y, a parte, de merecer ese día una entrada (ahí lo dejo) creo que ese día fue la excepción en tu capacidad de escribir SMSs. Muy bonito el post por cierto y recuerdo la fachada del Instituto Cervantes, muy cerquita de donde vivía por entonces. Recuerdo una pelí que me encanta y que hablan de la palabra más hermosa que hay en inglés, es "celladoor" puerta al sotano... pero eso ya es otro tema.
Gracias friend. Me he pasado medio día sonriendo recordando el momento aquel. Creo recordar que era algo así como: "Sé que tú has pensado lo mismo que yo.." o algo así. Pobre chica, creo que aún está en terapia después de aquello. Ya se por qué haces pelis. Como ya comentamos, porque eres capaz de ver historias chulas donde cualquier otro sólo habríamos visto el peo SMS del mundo... Pero es verdad que como título mola! Me lo quedo ;) Me gusta celladoor, la verdad pero yo soy más de Cervantes... Por cierto. me encantan tus comentarios. un besito,
cellardoor que lo escribí mal, puerta al sótano como diría Cervantes. De todas maneras si puedes tienes que ver Donnie Darko, la película donde lo dicen. Tú sigues escribiendo historias bonitas en el blog y yo seguire comentando :) que mola el blog. Esa noche fue muy buena, y esa es una de las 2000 anécdotas creo que podría abrir un blog que sólo tratara de aquella noche y se llamara. Sms, comas, amigos y cintas de vídeo :). Un besito
Amigo, hace mucho me recomendaste esa peli y yo la vi ipso facto... Me encantó a pesar de se rarita, rarita. La BSO muchas veces la esucho, brutal!! Me tienes que recordar más de aquel día que yo tengo memoria,justa para,pasar el día...
Se te dará bien escribir SMS pero aún recuerdo aquel que escribimos para Juanjo aquella noche en Valencia y, a parte, de merecer ese día una entrada (ahí lo dejo) creo que ese día fue la excepción en tu capacidad de escribir SMSs. Muy bonito el post por cierto y recuerdo la fachada del Instituto Cervantes, muy cerquita de donde vivía por entonces. Recuerdo una pelí que me encanta y que hablan de la palabra más hermosa que hay en inglés, es "celladoor" puerta al sotano... pero eso ya es otro tema.
ResponderEliminarGracias friend. Me he pasado medio día sonriendo recordando el momento aquel. Creo recordar que era algo así como: "Sé que tú has pensado lo mismo que yo.." o algo así. Pobre chica, creo que aún está en terapia después de aquello.
ResponderEliminarYa se por qué haces pelis. Como ya comentamos, porque eres capaz de ver historias chulas donde cualquier otro sólo habríamos visto el peo SMS del mundo... Pero es verdad que como título mola! Me lo quedo ;)
Me gusta celladoor, la verdad pero yo soy más de Cervantes... Por cierto. me encantan tus comentarios.
un besito,
cellardoor que lo escribí mal, puerta al sótano como diría Cervantes. De todas maneras si puedes tienes que ver Donnie Darko, la película donde lo dicen. Tú sigues escribiendo historias bonitas en el blog y yo seguire comentando :) que mola el blog. Esa noche fue muy buena, y esa es una de las 2000 anécdotas creo que podría abrir un blog que sólo tratara de aquella noche y se llamara. Sms, comas, amigos y cintas de vídeo :). Un besito
ResponderEliminarAmigo, hace mucho me recomendaste esa peli y yo la vi ipso facto... Me encantó a pesar de se rarita, rarita. La BSO muchas veces la esucho, brutal!! Me tienes que recordar más de aquel día que yo tengo memoria,justa para,pasar el día...
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